La aplastante victoria en Polonia el 25 de octubre del
ultraconservador, euroescéptico e hipernacionalista Partido Ley y Justicia
(PiS) acentuará las tensiones de una Unión Europea (UE) que avanza ciega y
despreocupada hacia un proceso de descomposición. El partido populista, que
controlaba desde mayo la presidencia de la República, ha logrado la mayoría
absoluta en las dos cámaras del Parlamento. Por primera vez desde la caída del
régimen comunista en 1989 un partido dispone del poder absoluto en las instituciones
polacas. En el anterior periodo en que el PiS gobernó en coalición (2005-2007),
su actitud y nacionalismo extremo generaron constantes conflictos con la UE y
Alemania.
El abrupto giro que representa el triunfo el partido de Jaroslaw Kaczynski abre un nuevo
frente en una UE descohesionada, que aún no se ha recuperado de la crisis
económica y financiera, que se encuentra desbordada por la ola de refugiados y
que carece de una estrategia colectiva a largo plazo. La UE se está
desdibujando a través de los draconianos 'diktats' impuestos a Grecia, la
creciente precarización económica de los europeos, el autoritarismo rampante en
Hungría, el deterioro institucional en otros países, la renacionalización
europea liderada por Londres, los bloqueos en la política exterior común y el
avance de la extrema derecha y los movimientos populistas conservadores.
El éxito electoral del PiS y la derrota de la gubernamental
Plataforma Cívica (PO), pese al espectacular crecimiento económico de los
últimos años, representa un aviso y un anticipo del auge de otras fuerzas
populistas conservadoras e incluso de extrema derecha, que puede producirse en
otros países menos boyantes económicamente.
El alejamiento de los políticos de Plataforma Cívica de los
problemas de la gente, la persistencia de un porcentaje elevado de la población
que no se beneficia del crecimiento polaco y el sentimiento de indefensión
ciudadana frente al poder sin cortapisas de la banca y las grandes compañías
son factores que han contribuido al triunfo del PiS, a pesar de los éxitos
económicos del Gobierno liberal-centrista saliente.
El rechazo a la acogida de refugiados, con el respaldo de la
jerarquía de la Iglesia, fue uno de los argumentos electorales del PiS. Por
ello, este será uno de los primeros conflictos del nuevo Gobierno con la UE y
Alemania. Kaczynski llegó a
afirmar que los refugiados podían contaminar el país con enfermedades
infecciosas y parásitos.
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