El Blog de Eliseo Oliveras sobre política internacional. Una mirada crítica y sin compromisos desde la capital de Europa sobre las claves, el funcionamiento y los entresijos de la Unión Europea (UE), de la OTAN y de sus estados miembros.

Bruselas siembra el pánico nuclear

El comisario europeo de Energía, Günther Oettinger



La Comisión Europea y su comisario de Energía, el conservador alemán Güther Oettinger, se distinguen estos días por sembrar el pánico nuclear ante los problemas del accidente de la central japonesa de Fukushima tras el terremoto, en lugar de abordar el asunto desde un enfoque sereno basado en datos empíricos, como se espera de una institución responsable.

La Comisión Europea reconoce públicamente que no dispone de datos exactos sobre lo que está ocurriendo en la central japonesa y que todos los datos de que dispone proceden de informaciones de los medios de comunicación, como confirmó la portavoz de Oettinger en la conferencia de prensa diaria del Ejecutivo comunitario.

A pesar de carecer de información exacta y fidedigna, el comisario Oettinger desde el pasado 15 de marzo se dedica a prodigar declaraciones públicas cada vez más alarmistas, como que la situación en Japón es “apocalíptica”, que el destino de la central ya “está sólo en manos de Dios”, y a augurar “catástrofes” en las horas siguientes.

Estas irresponsables y gratuitas declaraciones de alguien sin la más mínima formación en materia energética, provocaron inmediatamente un hundimiento de los mercados financieros internacionales el pasado 16 de marzo, lo que añadió al problema de la central nuclear graves perjuicios económicos al conjunto de la población mundial.

El comisario Oettinger, no satisfecho con causar una alarma de momento innecesaria sobre Japón, hoy ha querido extender el pánico nuclear a la población europea al declarar a la cadena televisiva franco-alemana Arte que “no todas” las centrales nucleares europeas serán capaces de superar las futuras pruebas de seguridad.

La Comisión Europea y su presidente, el conservador José Manuel Duaro Barroso, fieles a su tradición de tolerar los despropósitos de los miembros del Ejecutivo comunitario, se han negado hasta ahora a corregir o desautorizar las declaraciones catastrofistas de Oettinger.

Bruselas admite su error por haber apoyado a dictadores

El comisario europeo de Ampliación y Política de Vecindad, Stefan Füle.



No ha sido el presidente de la Unión Europea (UE), Herman Van Rompuy, ni el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ni la ministra europea de Asuntos Exteriores, Catherine Ashton. Pero al menos el comisario europeo responsable de la Ampliación y la Política de Vecindad, el checo Stefan Füle, ha admitido públicamente que la UE se equivocó al apoyar durante décadas a los regímenes autoritarios del Norte de África.

En un mea culpa sin precedentes del Ejecutivo comunitario, Füle declaró ayer ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo que la UE “no fue bastante firme en la defensa de los derechos humanos y de las fuerzas democráticas locales en la región”. “Hay que mostrar humildad acerca del pasado”, indicó.

“Demasiados de nosotros caímos en la asunción de que los regímenes autoritarios eran una garantía de estabilidad en la región”, señaló Füle. “Ni siquiera fue realpolitik. Fue en el mejor de los casos una visión a cortísimo plazo y del tipo que hace que el largo plazo sea aún más difícil de construir”.

“Las últimas semanas tendrán profundas y duraderas consecuencias no sólo para la gente y los países de la región, sino también para el resto del mundo, en particular para Europa”, advirtió Füle.

Frente a los temores y reticencias que despierta en Europa la revuelta árabe en esos países, Füle instó a los Veintisiete a acogerlos calurosamente. “Esos cambios aportan la esperanza de una vida mejor para la gente de la región y de un mayor respeto para los derechos humanos, pluralismo, justicia social y libertades fundamentales que constituyen la esencia de nuestros valores”, destacó el comisario.

“Europa debe respaldar la transición democrática en el Norte de África, como hizo después de las revoluciones de Europa Oriental en 1989”, subrayó Füle. “Europa tiene un interés vital en un Norte de África democrático, estable, próspero y pacífico, como inmediato vecino”, explicó.

Por ello, Füle insistió en que Europa no debe obsesionarse por “las posibles consecuencias negativas a corto plazo de estos cambios en la región, sino focalizarse en los intereses a largo plazo”.

El comisario reconoció que puede haber un incremento de la inmigración irregular procedente de Túnez, Libia y Egipto, que puede producirse un aumento de la visibilidad política de los partidos islamistas y que puede crearse inestabilidad y un vacío de poder temporal. Pero que es mucho más importante el objetivo a largo plazo de tener un Norte de África democrático, estable, próspero y pacífico”.

La prioridad de la UE, insistió Füle, debe ser asegurar el éxito de una transición democrática en Túnez, Egipto y Libia, garantizando todo el apoyo necesario y modificando sustancialmente la política europea hacia la región.