El Blog de Eliseo Oliveras sobre política internacional. Una mirada crítica y sin compromisos desde la capital de Europa sobre las claves, el funcionamiento y los entresijos de la Unión Europea (UE), de la OTAN y de sus estados miembros.

Signos de descomposición política en la UE

Varapalo a la Comisión Europea por nepotismo, autoritarismo democrático y laxitud ética

El asesinato de dos periodistas en pocos meses evidencia la gravedad de la corrupción en la UE 



En la Unión Europea (UE) y en sus estados miembros se están multiplicando los signos de descomposición política más allá del brexit, que alcanzan hasta a la propia Comisión Europea, sin que los líderes europeos y nacionales parezcan conscientes de la gravedad de esta tendencia para la estabilidad sociopolítica del continente.

Incluso la estabilidad recuperada en Alemania casi seis meses después de las elecciones es más frágil que en la anterior legislatura, pese al acuerdo gubernamental entre democristianos y socialdemócratas, ya que en esta ocasión Angela Merkel salió reelegida cancillera con un margen de sólo 9 votos por encima de la mayoría absoluta requerida y que 35 diputados de la gran coalición de 399 escaños le negaron su voto.

La reedición de la gran coalición alemana tiene como contrapunto el haber convertido al partido de extrema derecha Alianza para Alemania (AfD) en el líder de oposición en el Bundestag con las enormes ventajas que eso conlleva: medios, fondos y protagonismo parlamentario para expandir sus mensajes y su influencia política. La ultraderecha ya forma parte de los gobiernos de Austria, Bulgaria y Eslovaquia y condiciona el de Dinamarca, mientras que Hungría y Polonia están en plena deriva autoritaria.

Nepotismo y autoritarismo tecnocrático 

Esta semana la Comisión Europea ha sufrido tres reveses políticos que evidencian como el nepotismo, el autoritarismo tecnocrático y la laxitud ética se han integrado en la normalidad del quehacer cotidiano de una institución clave, que debería encarnar los valores y principios que proclama la UE.

En primer lugar, el nombramiento relámpago como secretario general al frente de sus 33.000 funcionario del alemán Martin Selmayr, jefe de gabinete y antes director de la campaña electoral del presidente de la institución, Jean-Claude Juncker, ha desatado la protesta del Parlamento Europeo, porque se han retorcido las normas para efectuar un nombramiento a dedo que socava la credibilidad de la UE, "un arreglo entre amigos, propio del Partido Comunista Chino", destacó François Grossetête del grupo popular, el mismo partido europeo al que pertenece Juncker. El nombramiento será ahora examinado por la Eurocámara y la Defensora del Pueblo de la UE, Emily O'Reilly, pero "este espectáculo de una Comisión Europea que vive en su burbuja" da votos los partidos ultras y eurofobos, lamentaba Le Monde en un Editorial.

En segundo lugar, el Tribunal de Justicia de la UE ha confirmado el 14 de marzo el derecho de las organizaciones civiles a pedir la revisión de las autorizaciones de productos modificados genéticamente por los riesgos para la salud que puedan presentar, a lo que se oponía ferozmente la Comisión Europeo, que no admite que se cuestionen sus decisiones. La sentencia es crucial tras la sumisión a los grandes grupos industriales mostrada por la Comisión Europea, entre otros, en los escándalos del herbicida glifosato y de los disruptores endocrinos y en los conflictos de interés en las autorizaciones de los transgénicos.

Laxitud ética en la Comisión Europea

El tercer revés ha sido la decisión de la Defensora del Pueblo de la UE el 15 de marzo de que vuelva a revisar la autorización para que su anterior presidente, José Manuel Durao Barroso, pudiera trabajar como lobista para el banco Goldman Sachs, una de los principales responsables de la crisis financiera y una entidad que ayudó al Gobierno conservador griego a falsear sus cuentas públicas y a ocultar el tamaño real de su deuda y déficit. El fichaje de Barroso ha sido una de las más notorias infracciones éticas del artículo 245 del Tratado de Funcionamiento de la UE, pero no la única. Neelie Kroes, por ejemplo, ocultó que poseía y era directiva de una sociedad pantalla en las Bahamas durante su mandato como comisaria europea.

El asesinato en pocos meses de dos periodistas en la UE que investigaban la corrupción de sus respectivos gobiernos (Daphne Caruana Galizia en Malta y Jan Kuciak en Eslovaquia) evidencia la gravedad de un problema que la Comisión Europea prefiere obviar hasta el punto que anuló en el 2017 el informe previsto sobre la corrupción en los distintos países de la UE.

Corrupción oligárquica

El asesinato de Kuciak ha provocado las dimisiones del primer ministro eslovaco, el socialdemócrata Robert Fico, y del ministro de Interior, ha desencadenado una ola de protestas y está sacando a la luz el carácter oligárquico del país, un rasgo que comparte con otros estados del Este. En la vecina República Checa, el primer ministro, el millonario populista Andrej Babis, está investigado por corrupción y sigue gobernando pese a haber perdido una moción de censura el 16 de enero en el Parlamento, mientras los gobiernos de Bulgaria (conservadores) y Rumania (socialistas) intentar diluir con nuevas leyes la efectividad de los instrumentos anticorrupción.

La corrupción también afecta a Europa Occidental. Los lazos de la clase política italiana con el crimen organizado se consolidaron desde que en 1948 la mafia ayudó a la Democracia Cristiana a ganar las elecciones para impedir la temida victoria del Partido Comunista. Y la UE prefiere cerrar los ojos ante la miríada de casos de corrupción que afectan a los dirigentes del partido gobernante en España (PP).

Libertad de expresión amenazada

Las amenazas a los periodistas no se limitan a Malta y Eslovaquia. En Italia, hay 19 periodistas con escolta policial de 24 horas y unos 200 reciben protección. La intimidación a los periodistas y el control de los medios por los gobiernos o por magnates afines al poder es habitual en Europa Oriental. El dimitido Fico se había distinguido por calificar a los periodistas de "indecentes prostitutas antieslovacas" y "hienas estúpidas".

En España son los ciudadanos quienes sufren directamente la intimidación de las autoridades con la ley mordaza (200.000 personas sancionadas desde el 2015), con una media de 58 denuncias diarias contra ciudadanos sólo por supuesta falta de respeto a las fuerzas policiales, hasta el punto que Amnistía Internacional ha iniciado una campaña para denunciar la persecución de la libertad de expresión en España, algo que tampoco parece preocupar a la Comisión Europea.

En medio del profundo malestar ciudadano que reflejan las sucesivas elecciones (el 54% de los italianos votó este mes a favor de partidos anti-establishment y europescepticos), unos nuevos actores políticos, los jubilados han comenzado a movilizarse con fuerza en España y Francia. Los recortes de los sistemas públicos de pensiones que impulsa la Comisión Europea y el descontento que este colectivo clave multiplicará la agitación política en la UE.


Una versión más corta fue publicada en El Periódico de Catalunya el 17 de marzo de 2018



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