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La OTAN se empantana en Libia


A pesar de las declaraciones grandilocuentes y triunfalistas del secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dando prematuramente por acabado el régimen del coronel Muammar Gadafi, lo cierto es que la misión militar internacional dirigida por la Alianza Atlántica se encuentra empantanada en Libia, sin un resultado claro a la vista y con evidentes signos agotamiento.

Cazas franceses en la operación de la OTAN en Libia
El régimen de Gadafi ha mostrado una inesperada capacidad de resistencia y supervivencia después de casi tres meses de ataques aéreos, con la que no habían contado los estrategas militares y los diplomáticos occidentales. Al mismo tiempo, la oposición libia sigue mostrando una persistente debilidad militar y no ha logrado ampliar el territorio bajo su control desde hace semanas, a pesar del apoyo aéreo de la OTAN.

La mayoría de los países aliados además se niega a participar en los ataques aéreos contra las fuerzas de Gadafi y limita su contribución a patrullas de vigilancia aérea sin relevancia militar para el conflicto. Sólo ocho de los 28 miembros de la OTAN, encabezados por Francia y Gran Bretaña, participan en esos ataques aéreos y uno de ello, Noruega, ya ha anunciado que reducirá su nivel de intervención a finales de junio.

El llamamiento de Rasmussen a los ministros de Defensa de la OTAN a incrementar sus contribuciones al esfuerzo militar y a abandonar sus reticencias a participar en las operaciones de bombardeo el 8 de junio ha caído en saco roto y de momento no ha obtenido ninguna respuesta positiva concreta.

La ministra española de Defensa, Carme Chacón, ha dejado muy claro que los caza-bombarderos F-18 seguirán limitándose a operaciones de estricta patrulla aérea, sin involucrarse en ataques aéreos sobre objetivos terrestres.

Esta petición de Rasmussen revela que los medios militares disponibles no son suficientes y confirma los indicios de fatiga detectados en los equipos aéreos que participan en la misión. 

Francia y Gran Bretaña han reforzado sus contingentes aéreos con helicópteros de combate para incrementar la eficacia de los ataques aliados contra las fuerzas de Gadafi y la OTAN está intensificando desde hace días sus bombardeos sobre Trípoli para intentar acelerar la caída del régimen.

El nuevo contraataque emprendido el 8 de junio por las tropas de Gadafi para intentar reconquistar Misrata indica, por el contrario, que las fuerzas militares del régimen de Trípoli no están tan debilitadas como pretende la OTAN y que la contundente afirmación de Rasmussen de que ”Gadafi es historia” resulta demasiado prematura.

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