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Bélgica, seis meses sin Gobierno

Bélgica lleva ya seis meses sin Gobierno federal después de las elecciones del 13 de junio de 2010 y no parece que los partidos políticos flamencos y francófonos sean capaces de formar una coalición gubernamental en un futuro próximo, a pesar del riesgo de que esa permanente incertidumbre política pueda desencadenar la pérdida de confianza de los mercados financieros en un país cuya deuda pública equivale a la totalidad del producto interior bruto (PIB) anual del país.

La reforma del Estado y, sobre todo, la modificación del sistema de financiación de las regiones del país enfrentan a flamencos y francófonos en una pugna de difícil solución. Flandes, la región más rica, poblada y dinámica del país,  reclama una sustancial ampliación de los poderes regionales que transformaría en actual Estado federal belga en casi un Estado confederal.

Flandes exige que la reforma vaya acompañada de un cambio radical en la financiación de las regiones para reducir su actual transferencia masiva de fondos hacia la comunidad francófona de Walonia y Bruselas, en una situación endémica de desempleo muy elevado e insuficiente desarrollo económico.

Los partidos francófonos, liderados por los socialistas, consideran inaceptables las sucesivas propuestas formuladas por los partidos flamencos en la mesa de negociaciones, porque implicarían un drástico recorte de los fondos públicos disponibles para Walonia y Bruselas y exigirían una drástica reducción de las subvenciones familiares, del seguro de paro y de la asistencia sanitaria. La última oferta encima de la mesa recortaría en unos 650 millones de euros los fondos públicos de Walonia, según las estimaciones francófonas.

La Nueva Alianza Flamenca (NVA), el principal partido de Flandes y Bélgica que tiene como objetivo final que Flandes sea independiente, responsabiliza del bloqueo a los partidos francófonos por rechazar “las reformas sensatas que son imprescindibles en Bélgica” y por negarse a una inaplazable reducción del gasto público. Los democristianos flamencos (CDV), segunda fuerza política en Flandes, se alinean con la NVA y consideran inviable un acuerdo que margine al gran vencedor de las elecciones de junio.

El líder de la NVA, Bart de Wever, en una entrevista en la revista alemana Der Spiegel acaba de definir a "Bélgica como el enfermode Europa" y compara a los francófonos con drogadíctos por su dependencia de las "trasfusiones financieras". Estas declaraciones incendiarias han desatado la ola habitual de condenas francófonas y han enrarecido aún más el clima político del país.  

Ante actual falta de perspectivas de encontrar una salida a la profunda crisis política belga, algunos políticos históricos francófonos, como Jules Gheude, advierten que debe asumirse la realidad de que “Bélgica no tiene futuro” y que los actuales líderes francófonos se autoengañan al pretender que el bloqueo es fruto de la intransigencia de la NVA y no comprender que Flandes camina hacia su autoafirmación como estado propio.

Estos mismos políticos francófonos históricos consideran también que es inviable económicamente el famoso “Plan B” de los actuales líderes para crear una federación Walonia-Bruselas en caso de fractura definitiva de Bélgica y que la única solución para la comunidad francófona sería su integración en Francia.

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