El Blog de Eliseo Oliveras sobre política internacional. Una mirada crítica y sin compromisos desde la capital de Europa sobre las claves, el funcionamiento y los entresijos de la Unión Europea (UE), de la OTAN y de sus estados miembros.

Un plan anticrisis para el euro lleno de agujeros


Angela Merkel y Nicolas Sarkozy en una de las cumbres de octubre


El plan global europeo para resolver la crisis de la deuda pública, aprobado en la madrugada del 27 de octubre por los líderes de la zona euro, está lleno de agujeros y detalles por concretar. De los cuatro ejes fundamentales del mismo, sólo el plan de recapitalización de los grandes bancos europeos está completo, pero ha sido diseñado a la medida de Alemania, Francia y Gran Bretaña y penaliza especialmente a la banca española, que se ha convertido en un competidor incómodo para los grandes bancos de otras nacionalidades.

El plan de recapitalización de la banca, que tenía que servir para reforzar a las entidades ante el previsto quebranto por la quita de la deuda griega, se ha transformado en otra cosa al tener en cuenta la valoración a precios de mercado de otras deudas públicas además de la griega que tenían los bancos en su cartera. Pero no de todas las deudas públicas, sólo las que beneficiaban a Alemania y Francia, pero no las que podían beneficiar a la banca española, como la  de algunos países latinoamericanos.

La quita de la deuda pública griega en manos de la banca y los grandes inversores internacionales al final se ha limitado al 50% de su valor nominal. La banca internacional fue el máximo que estuvo dispuesta aceptar en una negociación en la que tuvieron que intervenir personalmente la cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy. Y para que aceptara, la eurozona aún tuvo que comprometerse a garantizar parcialmente los nuevos bonos griegos que sustituirán a los anteriores por un valor global de 30.000 millones de euros. Un negocio redondo si, como se sospecha algunos bancos y fondos de inversión han comprado deuda griega a precio reventado por debajo del 50% de su valor nominal.

La quita sólo afecta a la deuda que está en manos de la banca y, aunque supondrá la eliminación de unos 100.000 millones de deuda pública griega, la medida únicamente recortará en un 30% el montante total de la deuda pública griega que supera los 350.000 millones.

Los expertos de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) habían indicado en su informe conjunto que la quita debía ser del 60% o más para asegurar que el nivel de endeudamiento público griego pudiera bajar a un nivel sostenible del 110% del producto interior bruto (PIB) en el 2020. La deuda pública griega equivaldrá a final de año al 162% del PIB. Con el 50% de quita, la deuda griega se situará en el 120% del PIB en el 2020, lo que supondrá un lastre financiero mucho mayor para la recuperación del país y puede comprometer el éxito del plan de rescate heleno.

El reforzamiento del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera al final ha quedado limitado a una capacidad de intervención de un billón de euros, en lugar de los 2 billones que habrían sido recomendables para desanimar nuevos ataques especulativos contra la deuda pública de los países más frágiles, como España o Italia, demostrar que la zona euro está preparada para hacer frente a cualquier eventualidad.

La negativa de Alemania, Holanda, Finlandia, Austria y Eslovaquia a incrementar sus contribuciones al fondo europeo de rescate ha provocado además la vergüenza política de que la zona euro tenga que ir a buscar inversores públicos extranjeros, como China, para ayudarle a garantizar la estabilidad financiera de su propia moneda. Los detalles concretos del reforzamiento del fondo de rescate tampoco se han acabado de diseñar y consensuar.

La obsesión dogmática de Alemania contra la intervención del BCE en el mercado secundario de deuda pública ha limitado el alcance y la efectividad de la intervención de la autoridad monetaria europea contra las sucesivas olas de ataques especulativos. La zona euro de este modo se priva así misma de un poder esencial del que se benefician el dólar, la libra y otras divisas, ya que la Reserva Federal norteamericana, el Banco de Inglaterra y los otros bancos centrales compran masivamente deuda pública de su moneda para estabilizar los mercados y combatir la especulación.

El reforzamiento del fondo de rescate y el nuevo plan griego resultarán además ineficaces si Italia, el nuevo enfermo de Europa, no demuestra que es capaz de enderezar su economía y sus finanzas públicas. La falta de credibilidad del Gobierno italiano y las dudas sobre su capacidad de aplicar las reformas y ajustes que necesita el país para lograr una reducción acelerada de su enorme deuda pública (120% del PIB) siguen alimentando el acoso a la deuda pública europea.

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