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Ashton suspende su prueba de fuego en Libia

Catherine Ashton, 'ministra' europea de Asuntos Exteriores



La gestión europea de la revuelta árabe en Túnez, Egipto y especialmente en Libia ha supuesto un clamoroso suspenso para la ministra europea de Asuntos Exteriores, Catherine Ashton, y ha confirmado que su elección constituyó un garrafal error desde el punto de vista de los intereses de la Unión Europea (UE).

Ashton, en lugar de orientar y promover una acción rápida y efectiva de la UE, se ha limitado a convertirse en la mera portavoz de la divergencia de los Veintisiete, debilitando así la posición e influencia internacional de la UE.

En lugar de impulsar una política exterior europea coherente y de convencer a los reacios, Ashton se ha acomodando al mínimo común denominador y al ritmo de Italia, el principal socio y valedor del dirigente libio, Muamar Gadafi.

Con una preocupante falta de coraje político y de visión global, Ashton ha dejado que la UE vaya a remolque de las iniciativas políticas norteamericanas y de la OTAN, propiciando que sea Washington quien dirija la reacción internacional en una zona que constituye la frontera inmediata de Europa y que tiene un impacto decisivo para la UE.

Ha tenido que pasar casi una semana de represión brutal y matanzas de civiles por parte del régimen autoritario de Gadafi para que Ashton declare que “es tiempo de plantearse” sanciones contra los dirigentes libios. Unas sanciones que además aún pueden tardar varios días en hacerse efectivas.

En estos momentos, con centenares de muertos y quizás miles de víctimas civiles de la represión de las autoridades libias, aún la UE no ha emitido una declaración oficial de condena en la que explícitamente se responsabilice a Gadafi de esas matanzas, como si se temiera que pudiera recuperar el poder y amenazar los cuantiosos intereses económicos europeos en Libia.

En los pasillos del Consejo de la UE, el comentario más coincidente es que la gestión de esta crisis hubiera sido muy diferente si Javier Solana hubiera seguido al frente de la política exterior europea.

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